martes, 28 de julio de 2009

JESUS ES SEÑOR


El pensamiento contemporáneo dice que el hombre es el producto de la evolución. Pero la Biblia dice que fuimos creados por un Dios personal para amarlo, servirlo y disfrutar una comunión eterna con El.
El Nuevo Testamento revela que Jesús Mismo fue Quien creó todo (Juan 1:3; Colosenses 1:16). Por lo tanto, El también es dueño de y tiene autoridad sobre todo (Salmo 103:19). Eso quiere decir que tiene autoridad sobre nuestras vidas y le debemos devoción absoluta, obediencia, y adoración.
Romanos 10:9 dice, “Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” Confesar a Jesús como Señor quiere decir someterse humildemente a Su autoridad (Filipenses 2:10-11). Creer que Dios lo ha levantado de los muertos quiere decir que confías en el hecho histórico de Su resurrección—el pináculo de la fe Cristiana y la manera en la que el Padre afirmó la deidad y autoridad del Hijo (Romanos 1:4; Hechos 17:30-31).
La verdadera fe siempre está acompañada de arrepentimiento del pecado. El arrepentimiento es más que simplemente sentirnos mal por el pecado. Es estar de acuerdo con Dios en que eres pecador, confesar tus pecados a El, y tomar una decisión consciente de dejar el pecado y seguir la santidad (Isaías 55:7). Jesús dijo, “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15); y “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos” (Juan 8:31).

No es suficiente creer ciertos hechos de Cristo. Hasta Satanás y sus demonios creen en el Dios verdadero (Santiago 2:19), pero no lo aman ni lo obedecen. Su fe no es genuina. La verdadera fe salvadora siempre responde en obediencia (Efesios 2:10).Jesús es el Señor soberano. Cuano lo obedeces estás reconociendo Su señorío y te estás sometiendo a Su autoridad. Eso no quiere decir que tu obediencia siempre será perfecta, pero esa es tu meta. No hay área de tu vida que rehuses entregársela.

JESUS ES EL SALVADOR


Nuestra desobediencia a Dios –al no ser santos- nos coloca en una situación en la que nos encontramos en peligro de castigo eterno (2 Tesalonicenses 1:9). La verdad es que no podemos obedecerlo porque no tenemos ni el deseo ni la capacidad de hacerlo. Por naturaleza somos rebeldes contra Dios (Efesios 2:1-3). La Biblia llama a nuestra rebelión “pecado.
”De acuerdo a la Escritura, todo ser humano es culpable de pecado: “No hay hombre que no peque” (1 Reyes 8:46). “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).Y somos incapaces de cambiar nuestra condición pecaminosa. Jeremías 13:23 dice, “¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?”
Eso no quiere decir que somos incapaces de llevar a cabo actos de bondad humana. Hasta podemos estar involucrados en diversas actividades religiosas o humanitarias. Pero somos absolutamente incapaces de entender, amar, ó agradar a Dios por nosotros mismos. La Biblia dice, “No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Romanos 3:10-12).
La santidad y justicia de Dios demandan que todo pecado se castigue con la muerte: “El alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4). Para nosotros eso es difícil de entender porque tendemos a evaluar el pecado en una escala relativa, pensando que algunos pecados no son tan graves como otros. No obstante, la Biblia enseña que todos los actos de pecado son el resultado de pensamientos pecaminosos y deseos perversos. Esa es la razón por la que cambiar únicamente nuestros patrones de conducta, no puede resolver nuestro problema de pecado ó eliminar sus consecuencias. Necesitamos ser cambiados internamente para que nuestros pensamientos y deseos sean santos.
Jesús es el único que nos puede perdonar y transformar y de esta manera, librarnos del poder y de la paga del pecado: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombre en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).Aunque la justicia de Dios demanda la muerte por el pecado, Su amor ha provisto un Salvador, Quien pagó el precio y murió por los pecadores: “… Cristo padeció una sola vez por los pecadores, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3:18). La muerte de Cristo cumplió el requisito que la justicia de Dios demanda y de esta manera, hizo posible que Dios perdonara y salvara a aquellos que creen en El (Romanos 3:26). Juan 3:16 dice, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Sólo El es nuestro gran Dios y Salvador (Tito 2:13).

COMO OBTENER PODER ESPIRITUAL ?

El modo de obtener poder espiritual es la plenitud del Espíritu, lo que significa simplemente ser regido por el Espíritu (Ef. 5: 18).
El Espíritu Santo en la vida individual y en la vida corporativa de la iglesia constituye, en efecto, un tema que se repite en esta carta circular que llamamos Efesios. La solución de los problemas que aquejan a la iglesia hoy está en resolver los problemas del cristiano individual, y la solución para estos últimos es una Persona: el Espíritu Santo.
El Espíritu es el antídoto para todo error, el poder para toda debilidad, la victoria para toda derrota, y la respuesta para toda necesidad. Está a disposición de todo creyente, por cuanto mora en su corazón y en su vida.
La respuesta y el poder ya nos han sido dados porque el Espíritu Santo mora en nosotros. Hace algunos veranos estaba a punto de iniciar un viaje de tres semanas consecutivas para hablar en unos campamentos y dar conferencias, cuando caí con laringitis. Desesperadamente fui a ver al médico, en busca de alguna cura milagrosa que me permitiese cumplir con las obligaciones contraídas para esas tres semanas. Lo único que hizo el médico fue mandarme de vuelta a casa, diciéndome que me metiera en cama y que tomase grandes cantidades de líquidos. Pero no me conformé con esto. Me pareció que no estaba cumpliendo su deber como debía, porque había omitido recetarme algún medicamento potente.
Ante mi insistencia, accedió por fin, y me dio unas pastillas sumamente caras y supuestamente potentes. Pero al mismo tiempo me dijo que el descanso y los líquidos contribuirían en forma más efectiva que la medicación. Pero la verdad es que yo no le creí. Por lo menos no obré como si le creyese, ya que comencé a tomar las pastillas fielmente cada cuatro horas al minuto. En cambio, sólo tomaba el agua necesaria para ayudarme a tragar las pastillas. De manera que cada cuatro horas tomaba dos tragos extra de agua. De algún modo logré recuperar la salud; sólo que fue a pesar de mi conducta, y no como consecuencia de ella.Para acceder al poder espiritual deseo decirle que no existe ninguna fórmula nueva y asombrosamente diferente para adquirir poder espiritual. No existe la posibilidad que surja algo nuevo o que se agregue algo a aquello que Dios ya ha provisto, dado que nos ha concedido al Espíritu Santo para que more en nosotros.
Se puede lograr con la misma facilidad que el agua, y no hacen falta pastillas costosas ni programas adicionales. Pero lo lamentable es que la mayoría de los cristianos obran como obré yo cuando tuve aquella laringitis. Buscamos la fórmula nueva, milagrosa, secreta, y pasamos por alto completamente el agua que está a nuestra disposición en forma gratuita. Nos arremolinamos alrededor del predicador que tiene algún nuevo secreto para el éxito, y dejamos en el olvido al Espíritu Santo que nos ha sido dado gratuitamente y que anhela darnos vida en abundancia. No es que necesitemos más de ese Espíritu; pero sí necesitamos desesperadamente conocerlo más, porque en la medida en que aumente nuestro conocimiento de él, crecerán nuestra fe y nuestro poder, y será mayor el control sobre nuestra vida. Con dicho fin hemos escrito este breve artículo. Es el anhelo del autor que su lectura proporcione un mayor conocimiento del Espíritu Santo, impulse a los lectores y estudiantes a entregarse completamente a su dirección, experimentando en plenitud sus muchos ministerios, a fin que el Cristo viviente, nuestro Señor, sea manifestado en la vida de todos los creyentes. Cuando así ocurra, sabremos que hemos aprendido bien la doctrina del Espíritu Santo.

lunes, 27 de julio de 2009

¿ QUE SIGNIFICA NACER DE NUEVO ?


Aunque existen muchos Cristianos hoy, vemos que muchos de ellos de hecho solo van a la iglesia los Domingos, y en sus corazones no se encuentra ningún estándar claro ni Palabra de salvación. Pero Jesús dijo, "De cierto, de cierto te digo que a menos que uno nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios" (Juan 3:5).

¿Que significa aquí nacer de nuevo?

Nacer de nuevo no es abandonar la vida pecadora de uno y comenzar una nueva vida después de creer en Jesús, como piensa la mayoría de la gente. Aunque esto sería bueno, esto en si mismo no es nacer de nuevo, ni ser salvo. Cuando la Biblia nos dice que debemos nacer de nuevo del agua y el Espíritu, significa que "los pecadores deben arrepentirse, creer en el bautismo de Jesús y en la sangre de la Cruz, y así recibir la remisión del pecado en sus corazones y convertirse en justos." En otras palabras, significa nacer de arriba. Este no es un cambio que viene de los seres humanos, sino que es una transformación que viene de Dios.

En 1 Juan 5:6-8, la Biblia dice, "Este es Jesucristo, el que vino por agua y sangre; no por agua solamente, sino por agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan en uno." Jesús vino a esta tierra por agua y sangre. Jesús nació del cuerpo de la Virgen María encarnado en carne de hombre, y cuando Él cumplió 30, Él fue bautizado por Juan el Bautista en el Río Jordán. Las obras de la salvación que nos hacen nacer de nuevo del agua y el Espíritu comenzaron con el nacimiento de Jesús, y mientras Él lavaba los pecados del mundo recibiendo Su bautismo de Juan el Bautista, el representante de la humanidad, en el Río Jordán.
Sabemos muy bien que Jesús fue condenado vicariamente en lugar nuestro derramando Su sangre sobre la Cruz. ¿Pero por qué Jesús, Dios Mismo quién era sin pecado, tuvo que soportar esta condenación sobre la Cruz? Existen causas y efectos en todas las cosas. El que Jesús muriera sobre la Cruz por nuestros pecados está muy relacionado al evento de Su bautismo, cuando Él fue bautizado por Juan el Bautista en el Río Jordán, lo cuál era una forma de la imposición de manos.
El Apóstol Pedro dijo en 1 Pedro 3:21 el bautismo que corresponde a esto ahora nos salva. Entonces esto significa que Jesús vino por el bautismo y la Cruz.En el bautismo de Jesús esta escondido el misterio de la remisión del pecado, el misterio de nacer del agua y el Espíritu. Si, a pesar de esto, ignoráramos este bautismo de Jesús y no lo creemos, entonces nosotros mismos estaríamos traicionando la voluntad de Dios y abandonado nuestra propia salvación. Los libros Cristianos gratuitos de The New Life Misión dan una explicación clara del estándar de salvación asentándolo sobre cimientos bíblicos sólidos y reales, y ellos se dirigen a los conceptos básicos de la salvación como el nacer de nuevo del agua y el Espíritu. Para más detalles, invitamos a nuestros visitantes a leer los libros Cristianos gratuitos que damos en formato impreso o electrónico.

LA AYUDA DEL ESPÍRITU SANTO EN TIEMPOS DIFÍCILES

La única esperanza que tenemos en medio de los eventos mundiales, es ver la vida desde la perspectiva de Dios. Con su ayuda, podemos más que simplemente sobrevivir; podemos vivir la vida abundante y compartirla con otros.Permítame compartir un versículo: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
El Todopoderoso Dios quien creó y sostiene todas las cosas por su gracia, en su poder, y para su gloria, descendió de la gloria y se vistió de humanidad. Y cuando regresó a su Padre, nos hizo una promesa: “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.”
(Juan 14:18).Dios quiere llenar a todo creyente con poder, amor y dominio propio. ¿Cómo lo sé? Porque la Palabra de Dios lo promete: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timote 1:7).
Jesús vino a darnos vida abundante en medio de los ataques de Satanás para robar, matar y destruir. ¿Está usted listo para vivir ese estilo de vida? Entonces continúe leyendo.

EL ESPÍRITU SANTO NOS DINAMIZA CON SU PODER

Algunos tenemos “mieditis” acerca del futuro. ¿Sabe por qué estamos temerosos? Porque sentimos que una gran fuerza viene en contra nuestra, mayor que la que está dentro de nosotros.Debemos creer en la Palabra de Dios que dice: “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?" (Salmo 27:1). Dios es su fortaleza.¿Quiere usted tener esperanza en medio de la crisis? Entonces aférrese firmemente a la Palabra de Dios que proclama: “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4).

EL ESPÍRITU SANTO NOS ENRIQUECE CON AMOREL ESPÃRITU SANTO SU MEJOR AMIGO

El amor es una ponderosa fuerza para vencer el terror y el miedo. Si un terrorista le intimida a usted, él ha ganado. Si un terrorista logra que usted le odie, él ha ganado. Usted afirma: “¡Pero él es nuestro enemigo!” Cierto. No obstante, ¿qué dijo Jesús acerca de nuestros enemigos? Que debemos amarles (Mateo 5:44).Déjeme decirle la diferencia entre el amor y el temor. El amor busca las oportunidades para dar; el temor es auto protector. El amor no piensa maldad; el temor no ve nada más. El amor nos moviliza hacia otras personas; el temor nos aleja de ellas. El amor es la señal de un creyente confiado en Dios; el temor es una señal de duda.Le desafío a que encuentre a otra persona de una raza y religión diferente a la suya, y le muestre el amor sanador y esperanzador de Jesús. ¡Qué oportunidad de mostrar la diferencia que Jesús hace en nuestras vidas!
EL ESPÍRITU SANTO NOS ILUMINA CON DOMINIO PROPIO

El terror quiere que huyamos en estampida, pero el Espíritu Santo dice: “Ceñid los lomos de vuestro entendimiento” (1 Pedro 1:13). No deje que el diablo le robe de su mente la sabiduría de Dios. En Cristo, usted tiene toda la sabiduría del cielo a su disposición. En Cristo, usted tiene su sonrisa de gracia sobre usted.
Robert Lewis Stevenson contó la historia de un barco luchando por mantenerse a flote durante una tormenta. Los marineros estaban temerosos, y uno de ellos abandonó su puesto y fue hasta la cabina de mando para ver al capitán. Allí lo vio, con toda su fortaleza física y mental, luchando para mantener al barco alejado de las rocas, y timoneándolo con seguridad.
El capitán se volvió hacia él, y el marinero vio que estaba sonriendo. El marinero regresó donde sus compañeros y les dijo: “Estamos bien.” Pero le preguntaron: “¿Cómo lo sabes?” Él les contestó: “He visto el rostro del capitán, y él me sonrió.
”Existen sólo dos lugares en el mundo en donde no hay ninguna esperanza. Uno es el infierno, porque cuando usted está en el infierno, ha perdido toda esperanza. El otro es el cielo, porque ahí usted no necesita ninguna esperanza. Tanto y en cuanto Dios reina (y Él siempre reinará), hay esperanza. No necesitamos estar aterrorizados por nuestro adversario.Contemple fijamente el rostro de Jesús. Dé un vistazo a todo lo demás. Dios todavía está en el trono.